Es sabido que los niños son hábiles negociadores, aunque practiquen con personas adultas de su entorno más inmediato, la realidad es que podemos aprender algunas cosas de ellos:
- Definición clara de objetivos: tener una finalidad determinada y sin permitir distracciones ayuda a cerrar un buen acuerdo.
- Empatía: conocimiento de lo que realmente siente la otra persona, sus necesidades, sus problemas y sus propios objetivos.
- Confianza en las propias posibilidades: la experiencia y la práctica en la negociación, nos permitirá adaptarnos a los imprevistos y reaccionar en consecuencia.
- Persistencia y falta de falso pudor: insistir dentro de lo razonable en los aspectos clave para nosotros. Además es una buena muestra de profesionalidad y de interés real en cerrar un trato.
- Paciencia: en las negociaciones no conviene precipitarse a pesar de que parezca que el acuerdo no avanza, de que no es posible llegar a un entendimiento. La paciencia es un buen aliado que puede dar la oportunidad a cerrar el acuerdo.
Son sólo algunas consideraciones. Sea como fuere, y por muy buenos que seamos, siempre tendremos mucho que aprender de las técnicas negociadoras de los niños:
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