Al parecer, la escena inicial implicaba una lucha entre espadachines. Algunos cuentan que el especialista enfermó y alguien del equipo de producción propuso una alternativa que ahorraría muchos días de retraso en el rodaje con los consiguientes costes.
Otros cuentan que fue el propio Harrison Ford el que enfermó y que totalmente cansado, propuso a Spielberg, una alternativa rápida de acabar con la escena.
Quizás sólo sean leyendas, también en YouTube se pueden encontrar escenas alternativas rodadas para la película. Aún así, ¿Qué podemos aprender de todo esto?
Primero: las soluciones simples no tienen por qué ser necesariamente malas. Muchas veces los problemas se resuleven de la forma más lógica y echando mano de los recursos que tenemos más cercanos.
Segundo: la innovación, las soluciones creativas, pueden provenir de cualquier miembro del equipo, no sólo de los directivos y gurús. Cada participante en un proyecto puede y debe aportar alternativas innovadoras. Es tarea del buen líder fomentar y apoyar tales iniciativas.
Tercero: las buenas ideas también pueden provenir de los directivos. Trabajar para crear un clima de colaboración y confianza debe convertirse en un objetivo principal.
¿Qué os parece? No tenemos nada que perder y sí mucho qué ganar. Quizás no se trata más que de suerte, pero sea como fuere, el caso es que en conjunto filmaron una de las escenas más famosas de la historia del cine.
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